Rezos y amenazas de bomba
La m煤sica no s贸lo amansa a la fieras sino que incluso suaviza postulados que en ocasiones enaltecen mensajes divinos o invitan a una seria reflexi贸n que echando manos de una composici贸n musical suavizan sus contenidos. As铆, mucho antes de que Rosal铆a y su est茅tica mongil en Lux impactara entre sus millones de seguidores globales, el binomio m煤sica religi贸n, entendido tanto como b谩lsamo como tambi茅n haciendo funci贸n de vaselina, viene existiendo de toda la vida y quiz谩 tiene en la 贸pera rock Jesucristo Superstar uno de los ejemplos m谩s evidentes, en especial en Espa帽a, donde su estreno el 6 de noviembre del a帽o 1975, dos semanas antes de la muerte del militar golpista Francisco Franco, gener贸 serios problemas. En su dictadura nacionalcatolicista, la idea de presentar al hijo de Dios en la Tierra como un humano m谩s, debilidades incluidas, no resultaba agradable para los devotos m谩s radicales que consideraban aquello, base del guion del exitoso musical, una absoluta herej铆a. Nada de eso se le escapaba a Camilo Sesto cuando, junto al grancanario Teddy Bautista, decide traer el musical a Espa帽a, una idea que toma en 1971 y no se materializa hasta cuatro a帽os m谩s tarde por los impedimentos de la censura, pero lo que no se les hab铆a pasado por la cabeza era el calvario que acompa帽ar铆a la puesta en marcha del proyecto.
Jaime Azpilicueta, director art铆stico de la versi贸n espa帽ola de Jesucristo Superstar y posteriormente responsable de las Galas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, resum铆a con humor hace unos a帽os aquella situaci贸n. «La noche del estreno, con el Teatro Alcal谩 Palace de Madrid lleno de p煤blico, recibimos una amenaza de bomba [la primera de muchas] Nos amenazaron diciendo que en diez minutos explotar铆a un artefacto en el teatro generando una enorme preocupaci贸n entre los miembros del el equipo».
Azpilicueta lo tuvo claro: «si la bomba va a explotar en diez minutos», les dijo a sus compa帽eros, «es imposible que podamos desalojar el edificio as铆 que lo mejor es que continuemos con nuestros planes y si esto estalla pues que nos coja a todos dentro». Dicho y hecho: Jesucristo Superstar arranc贸 y ni en esa ocasi贸n ni en las 10 o 12 amenazas posteriores de bomba sucedi贸 nada.
La presencia canaria en el montaje no se limitaba al cantante, compositor y productor musical Teddy Bautista. «Tambi茅n estaba el core贸grafo y bailar铆n rumano afincado en Gran Canaria Gelu Barbu», recordaba Azpilicueta en 2020 con motivo del 45 aniversario del estreno del exitoso musical cuyo 谩lbum en espa帽ol, un doble LP, ha vendido m谩s de 100 millones de discos en todo el mundo.
«Lo mejor de Camilo lleg贸 despu茅s de Jesucristo Superstar», asegura por su parte Teddy Bautista. «Fue muy valiente a la hora de producir un espect谩culo como ese» en el cual invirti贸 12 millones de pesetas, unos 72.000 euros. Para un pa铆s donde a煤n causaba estupor que la misa se dejara de oficiar en lat铆n, es f谩cil imaginar c贸mo sent贸 que una pandilla de melenudos, en vaqueros y camisetas, se atrevieran a cantar la palabra de Dios. A eso se le a帽ade que un baladista de atractiva mirada azul se metiese en la piel del hijo de Dios. «Un d铆a s铆 y el otro tambi茅n se organizaban rezos del rosario en la puerta del teatro por se帽oras que ped铆an por nuestra salvaci贸n», rememora Bautista, Judas nada m谩s y nada menos en el espect谩culo.
«Los Legionarios de Cristo se pon铆an en las esquinas de la calle intentando evitar que el p煤blico entrara a ver Jesucristo Superstar dici茅ndoles que ya no hab铆an localidades libres y cosas as铆», recuerda Azpilicueta, que no pasa por alto «las carreras a cada rato de las taquilleras por las amenazas de bomba en el Teatro Alcal谩 Palace de Madrid». Todo motivado por haberse atrevido a adaptar libremente los Evangelios, centrando el argumento en los 煤ltimos siete d铆as de la vida de Jes煤s de Nazaret, comenzando con los preparativos de su llegada a Jerusal茅n y finalizando con la crucifixi贸n. En principio, todo demasiado fuerte para las mentalidades de una sociedad desarrollada en el nacional catolicismo, familias de misa, mantilla y procesi贸n que, sin embargo, entendieron en muchos casos, sobre todo entre la juventud, que no s贸lo las cosas estaban cambiando en Espa帽a y en el mundo sino que supo apreciar lo que Azpilicueta y Camilo Sesto, con Teddy y Los Canarios y la inmensa 脕ngela Carrasco, una desconocida entonces, plantearon sobre las tablas del Alcal谩 Palace durante los seis meses que duraron las funciones.
Una oportunidad «irrepetible»
Teddy Bautista, desde su papel como director musical y arreglista no s贸lo del montaje teatral sino tambi茅n del doble 谩lbum LP, reconoce que las jornadas de trabajo transcurr铆an entre «el estudio de grabaci贸n y el teatro, y casi siempre sin dormir».
Tuvo claro el m煤sico grancanario desde el principio «que era una oportunidad irrepetible» y que, tambi茅n, «la base de toda aquella revoluci贸n musical estaba en la grabaci贸n del trabajo discogr谩fico», reconoc铆a en 2020 con motivo del 45 aniversario del estreno en Espa帽a de Jesucristo Superstar. En una Espa帽a que llevaba casi medio siglo en blanco y negro, lacrada por la dictadura de Francisco Franco, refrendada por la Iglesia cat贸lica, el estreno del musical supuso un impacto enorme.
Si a esa devoci贸n casi obligatoria que se viv铆a en este pa铆s se le sumaba la inexistencia de alg煤n referente sobre teatro musical m谩s all谩 de las zarzuelas, no es dif铆cil imaginar qu茅 suced铆a entre las paredes del teatro durante las funciones, donde no s贸lo acud铆an j贸venes prehippies con sensibilidad art铆stica o en busca de nuevas experiencias sino que, en la mayor铆a de los casos, recib铆an a espa帽oles cautos que se entregaban al descubrimiento de la actualizada –y humanizada– imagen de Jes煤s que propone el libreto de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, adaptado al espa帽ol y estrenado hace ahora cincuenta a帽os.
Cuando, por ejemplo, flagelaban sobre el escenario al personaje de Jes煤s los asistentes chillaban: «¡No le pegues! ¡Es s贸lo un hombre!» Pero no hay mejor ejemplo de aquella comuni贸n entre p煤blico y elenco que un recuerdo de Camilo Sesto: «Cuando mi madre fue al musical y en un momento, yo cantando como Jes煤s dec铆a ‘¿D贸nde est谩s, madre?’, ella gritaba desde la butaca: ‘Estoy aqu铆, mi hijo’».
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